Prueba Yamaha X-MAX 400
Los
scooters se han convertido en los amos absolutos de las ciudades, y en
cilindradas medias lo ideal vienen a ser 400 cc, especialmente cuando hablamos
de un cilindro. En esta categoría milita la X-MAX 400, un producto consolidado
y avalado por el mercado, aunque no tenga el último grito en tecnología. Es una
apuesta segura si estamos buscando un scooter para carné A2 con las
prestaciones típicas de un turismo y con un mayor grado de confort respecto a
otras motos urbanas.



El
carácter utilitario es muy importante en una moto de este tipo, y la X-MAX 400
cumple con las expectativas. Bajo el asiento caben dos cascos integrales,
cuando lo normal es que el segundo casco solo pueda ser un jet. Cuando uno va
solo, el espacio disponible da juego para llevar algún bártulo, como una bolsa
de compra o una mochila. Si llevamos un pasajero, este se encontrará a sus
anchas, con una postura cómoda y sin forzar al cuerpo para nada, aunque los
pies van sobre estribos, no sobre plataforma.
El
X-MAX 400 se mueve bien en el tráfico, es ágil y las dimensiones de los
neumáticos optimizan estas cualidades, 120/70 en llanta de 15” delante, 150/70
en llanta de 13” detrás. El equipo de frenos con ABS resulta más que adecuado,
con dos discos delanteros de 267 mm con pinzas de dos pistones y un disco de
idéntica dimensión en el eje trasero mordido por una pinza de un pistón.
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