Prueba Ducati Monster 797
La protagonista de esta prueba es la sucesora de la Monster 796. Esta naked de 803 centímetros cúbicos es el modelo adecuado para aquellos que buscan sensaciones de conducción puras sin los artificios de un control de tracción, con un chasis que es eficaz de forma natural.
De la parte ciclo destacamos la horquilla delantera de origen Kayaba con barras de 43 milímetros de diámetro y 130 milímetros de recorrido, carente de regulación, aunque cumple bien en un sentido general. En la parte trasera cuenta con un amortiguador trasero Sachs con 150 milímetros de recorrido, en el que se puede regular la precarga del muelle y la extensión hidráulica. A diferencia del eje delantero, resulta un poco seco cuando baja la calidad del asfalto.

Es una moto de comportamiento predecible, muy noble, que entra en la trayectoria marcada con precisión y a un buen ritmo. Incluso abriendo el gas con decisión no tiene movimientos extraños que resten confianza o diversión a sus mandos. La Monster 797 es una opción a considerar incluso con carné A2, ya que cuenta con un kit de limitación.

Visualmente es una moto sencilla y ligera, y aunque tiene el asiento un poco elevado, resulta fácil alcanzar el suelo con los pies por lo estrecha que es la sección del depósito. La postura a sus mandos es natural y cómoda, apta para utilizarla todos los días. Otro plus de la Monster 797 es la instrumentación digital que se lee en un vistazo, a diferencia de los tradicionales indicadores de agujas.
Todo esto tiene un precio, 8.390 euros. Frente a alternativas como la BMW F 800 R, de mayor precio, tiene un equipamiento levemente inferior. No cometamos el error de juzgarla solamente por su potencia, la puesta a punto es importante, y la moto de Borgo Panigale no decepciona en ese sentido.
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